La era de «La vida a distancia Prudencial»

Marcelo Cosin

Ernestina, mi bisnieta, nació el 27 de diciembre de 2019. A días de comenzar el año de la transformación, 2020. El 12 de marzo, cuando aún no había cumplido tres meses, Ernestina comenzó a vivir en la era de la pandemia. Un mundo nuevo, diferente al que conocimos. ¿Cómo será este mundo cuando Ernestina tenga mi edad y posiblemente sea aún muy joven? Esto pensando en Ernestina en 2200. Con ochenta juveniles años. Con reemplazo de los órganos que se desgastan. Con IA, con Inteligencia Artificial capaz de dominar la inteligencia humana. Pero no sé, realmente no puedo imaginar, en qué clase de comunidad, en qué clase de sociedad, en que sistema de gobierno vivirá mi querida bisnieta.

Incertidumbre: el nuevo estado de conciencia.

Estamos entrando en la primer etapa del gran cambio: la incertidumbre. Todos hablamos de la incertidumbre – o algunos y algunas – pero los significados que le atribuimos son diferentes. Están los que piensan que la incertidumbre es un “compás de espera” hasta que llegue el fin de la pandemia producto de la vacuna salvadora que logrará que en un tiempo determinado todo vuelva a ser como era antes. Para otros, la incertidumbre llegó para quedarse. La incertidumbre es un estado de conciencia, una certeza a medias, un “no saber”. Es posible que antes de la pandemia la incertidumbre estuviera presente, pero en estado latente. Lo que produjo la incertidumbre fue el estallido de la muerte.

Negación.

Si hay algo que nos cuesta a todos es CAMBIAR. En general los partidos políticos en sus campañas electorales promueven el cambio sin saber que lo que nos produce miedo es cambiar. Mudarse es estresante porque significa un cambio importante. Así como casarse, separarse, salir del placard, entrar al placard, cambiar el voto, cambiar de trabajo, quedarse sin trabajo, pasar de la salud a la enfermedad y hasta el más temido de los cambios: morirse.

Quizás por todo esto como antecedente es que enfrentar a la pandemia nos demostró que una actitud generalizada es negar. ¿Qué es negar? Respecto a la pandemia negar es antes que nada desconocer la gravedad. Negar es un salvavidas frente para enfrentar la verdad. Negar es cerrar los ojos para no ver. Negar es esconder, driblear. Negar es hacerse el zonzo o la zonza. Negar es pensar que le va a pasar a otro/a. Negar es no querer enfrentar la realidad. Y por eso, negar CONTAGIA.

Consecuencias

La economía mundial enfrenta una dicotomía que queda reflejada en un solo dato: diez (10) empresarios en el mundo acumularon en 12 meses ganancias que podrían servir para pagar las 8 mil millones de vacunas que necesita el planeta para superar la crisis pandémica.

La desigualdad no es nueva. La desigualdad es evolutiva y cada día genera más gente con hambre, mortalidad infantil, guerras, crímenes. Como si esto fuera poco la naturaleza toma sus revanchas contra la desbocada acción humana que pone en jaque la biodiversidad. Incendios provocados, inundaciones producto de la desforestación, terremotos, tsunamis, ponen en evidencia la sentencia de Federico Engels que el peor enemigo de la revolución es la naturaleza.

Un mundo en el que el 20% de la población concentra el 80% de la riqueza dice de sobra que la vida humana vale poco.

La derecha neoliberal hace saber que sus intereses no son otros que la acumulación a costa de los que producen y trabajan y cada vez hay más acumulación con menos trabajo gracias a la tecnología que absorbe puestos de trabajo.

Las consecuencias de la pandemia mundial son inmedibles en términos reales. En primer lugar porque no se sabe si esta pandemia no es solo la primera sino que se deduce que no es la última.

Millones de personas piden regresar a la “normalidad”. Un regreso a una vida anterior que ahora se supone era mejor que la actual. La fantasía es que el tiempo pasado era mejor. Nadie o pocos ponen en duda que lo que nos ocurre no es otra cosa que lo que forjamos con un comportamiento egoísta y nada solidario.

Conclusiones

Con vacunas, con inmunidad, con una detención de la pandemia, el mundo no volverá a ser lo que fue. El estado de incertidumbre se convertirá en conciencia de la sociedad. Sin un cambio político y social en mundo corre el peligro en convertirse en un infierno. La negación no para la realidad. Apenas la evade. Una nueva generación de dirigentes deberá enfrentar esta realidad y decidir si hay una revolución en el fondo y en las formas. Quizás esto sea una utopía. Es un signo de esperanza.